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Un informe estadounidense revela cómo ciertas figuras de la izquierda occidental se vieron involucradas en la agenda desestabilizadora de Irán a través del Polisario

Un informe estadounidense revela cómo ciertas figuras de la izquierda occidental se vieron involucradas en la agenda desestabilizadora de Irán a través del Polisario

ALDAR / Maryem Hafiani

En un artículo publicado en el sitio Townhall por el analista independiente Emanuele Ottolenghi el 5 de septiembre de 2025, se pone de relieve una alianza antinatural entre el Frente Polisario e Irán, integrada en lo que se denomina el “Eje de la Resistencia”. A pesar de las profundas divergencias ideológicas entre un Polisario de inspiración secular, suní y marxista, y la naturaleza chií del eje iraní, este acercamiento parece responder a un cálculo oportunista: Irán busca ampliar su influencia regional, mientras que el Polisario persigue un apoyo rápido, aunque sea a costa de comprometer la estabilidad regional.

El artículo destaca pruebas tangibles de esta cooperación, revelando que combatientes del Polisario, entrenados por Irán, fueron interceptados en Siria tras haber participado junto a milicias progubernamentales. Este hecho confirma la implicación efectiva del movimiento en las operaciones militares del Eje de la Resistencia e ilustra el grado de instrumentalización del Polisario por parte de Teherán para servir a su agenda expansionista.

Ottolenghi subraya también el papel de ciertas figuras de la izquierda occidental que han ofrecido cobertura militante a esta dinámica. Entre ellas, la activista medioambiental sueca Greta Thunberg, quien visitó los campamentos de Tinduf y calificó “la lucha del Sáhara Occidental por su liberación como una lucha universal”. También figura la eurodiputada francesa Rima Hassan, que describió a Argelia como “la Meca de los revolucionarios y de la libertad”, así como el diputado brasileño del Partido Comunista Marcos Tenorio, presidente del Instituto de Amistad Brasil–Irán y vicepresidente del Instituto Brasil–Palestina (IBRASPAL), convertido al chiismo y antiguo defensor de la causa saharaui. Según Ottolenghi, estas figuras han expresado su apoyo al Polisario en el marco de lo que se denomina “interseccionalidad”, que consiste en vincular distintas luchas: clima, derechos de los pueblos indígenas, causa palestina y autodeterminación del Sáhara Occidental, todo bajo una visión global de justicia mundial. Irán habría sabido aprovechar este compromiso idealista, transformando a estos activistas en instrumentos indirectos de su expansión, a menudo sin que ellos mismos fueran conscientes.

El artículo critica esta implicación y la interpreta como una advertencia: el riesgo de dejarse arrastrar por un “romanticismo revolucionario” con consecuencias imprevisibles. La historia, recuerda Ottolenghi, ha demostrado que el apoyo de ciertas fuerzas occidentales a movimientos armados durante la Guerra Fría desembocó en ocasiones en resultados desastrosos. Irán, recalca, utiliza los relatos antiimperialistas para atraer a su causa a diversos movimientos de liberación en todo el mundo, beneficiándose del eco de algunas voces de la izquierda occidental cuya ideología termina entrelazada con agendas regionales peligrosas.

En conclusión, el artículo sostiene que la alianza entre el Polisario e Irán —reforzada por la instrumentalización de estas figuras occidentales— representa no solo una amenaza militar simbólica para Marruecos, sino sobre todo un desafío diplomático e ideológico de gran envergadura. Llama a una lectura crítica de las interacciones entre movimientos sociales occidentales y agendas regionales, a fin de evitar que la búsqueda de justicia social sirva para reforzar los intereses de potencias extranjeras desestabilizadoras.

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