La diplomacia argelina… Declaraciones diarias que revelan tensión y confusión, inspiradas en los comunicados del Polisario
La diplomacia argelina… Declaraciones diarias que revelan tensión y confusión, inspiradas en los comunicados del Polisario

Aldar / Análisis
Parece que el Ministerio de Asuntos Exteriores de Argelia ha entrado en una fase de confusión diplomática, emitiendo comunicados sucesivos con una frecuencia casi diaria. Este frenesí refleja un estado de creciente tensión en sus posiciones. Este nuevo enfoque plantea interrogantes sobre las razones detrás de esta intensa campaña diplomática, especialmente porque los comunicados emitidos adoptan un tono emocional que recuerda notablemente el estilo de los «boletines de guerra» que el Frente Polisario ha estado publicando en los últimos años.
Esta escalada verbal por parte de Argelia sugiere que su diplomacia ha adoptado una postura más defensiva que ofensiva. Con ello, intenta compensar sus pérdidas sucesivas a nivel regional e internacional. Por un lado, Argelia sigue esforzándose por obtener apoyo internacional en la cuestión del Sáhara marroquí, pero se enfrenta a una nueva realidad diplomática marcada por la disminución de su influencia en favor de Marruecos, cuya posición ha ganado cada vez más reconocimiento a nivel mundial.
Por otro lado, Argelia parece estar intensificando su retórica mediática como una forma de desviar la atención de sus crisis internas, tanto políticas como económicas. El país atraviesa una situación difícil, agravada por la caída de los ingresos petroleros y el creciente malestar social.
Lo que llama la atención en estos comunicados es que han perdido profundidad política y diplomática, recurriendo más bien a un lenguaje de confrontación directa y acusaciones. Se asemejan así más a «comunicados de movilización» similares a los del Polisario, sin lograr ningún impacto real sobre el terreno.
En este contexto, Argelia parece haber pasado a una diplomacia reactiva e impulsiva, en lugar de adoptar estrategias meditadas y prudentes. ¿Seguirá aumentando esta escalada, o Argelia acabará comprendiendo que la repetición de comunicados no es suficiente para construir una política eficaz?