Tragedia cerca de Bir Gandouz: la explosión de una mina dejada por el “Polisario” cobra la vida de pastores inocentes

ALDAR / Iman Alaoui
Una zona remota cercana a Bir Gandouz, al sur del Sáhara marroquí, fue escenario de un trágico incidente tras la explosión de una mina terrestre, que destruyó un vehículo todoterreno en el que viajaban tres pastores, uno de ellos originario del África subsahariana. La explosión provocó pérdidas humanas y materiales, reavivando el recuerdo de los peligros persistentes que representan las minas colocadas durante el conflicto armado con las milicias del “Polisario”.
Según los primeros datos disponibles, el estallido se produjo en una zona abandonada que anteriormente había sido un sitio de actividad minera y que posteriormente se convirtió en un campo de minas. Esta área aún no ha sido objeto de operaciones de desminado por parte de la Misión de las Naciones Unidas para el Referéndum en el Sáhara Occidental (MINURSO). Aunque dicha misión lleva décadas trabajando en la remoción de minas, amplias zonas siguen fuera de su alcance operativo, lo que mantiene a los civiles —especialmente a los pastores y nómadas— expuestos a un peligro constante, al desplazarse por territorios deshabitados en busca de pasto y agua.
Este trágico suceso vuelve a poner en el centro del debate el tema de las minas antipersona colocadas indiscriminadamente por el “Polisario” durante la guerra, las cuales continúan cobrando vidas inocentes a pesar de las décadas transcurridas desde el alto el fuego. Asimismo, resalta la necesidad urgente de redoblar los esfuerzos, tanto a nivel local como internacional, para limpiar estas zonas de armas silenciosas y garantizar la seguridad de movimiento para las poblaciones en toda la región del Sáhara marroquí.
Diversos actores civiles y defensores de los derechos humanos han exigido acelerar las operaciones de mapeo y desminado, e instan a las organizaciones internacionales a proporcionar mayor apoyo técnico y logístico a la MINURSO, para que pueda ampliar su ámbito de actuación y prevenir la repetición de este tipo de tragedias.
Mientras se esperan medidas concretas sobre el terreno, la vida de los civiles en las zonas fronterizas sigue estando a merced de minas enterradas por las milicias separatistas en las arenas del desierto, dejando tras de sí una amenaza mortal.