Argelia pierde la razón y sigue sufriendo del “síndrome de diarrea crónica de comunicados”
Argelia pierde la razón y sigue sufriendo del “síndrome de diarrea crónica de comunicados”

Por ALDAR / Análisis
En una escena que se ha vuelto tan familiar como repetitiva hasta el hastío, Argelia ha lanzado otra andanada de comunicados, esta vez en respuesta al gobierno de Malí, en un gesto que sugiere que quienes trazan las políticas de la vecina oriental viven en un estado de histeria diplomática. El Ministerio de Asuntos Exteriores de Argelia se ha convertido en una fábrica de declaraciones impulsivas, que emite al por mayor cada vez que su entorno africano sufre una sacudida.
El último comunicado argelino, redactado en un tono exaltado y poco diplomático, no fue más que otro intento de desviar la atención del creciente fracaso de su política exterior, especialmente en la región del Sahel, donde Argelia pierde su posición estratégica en favor de potencias emergentes y más pragmáticas. En lugar de hacer autocrítica, el gobierno argelino optó por acusar a Malí de “traición”, una escena que refleja más una crisis interna que una postura de principios sobre la política regional.
Argelia no se conformó con una simple respuesta verbal, sino que fue más allá al anunciar el cierre de su espacio aéreo a los aviones malienses, una escalada que revela nerviosismo y falta de paciencia estratégica en la gestión de los conflictos entre Estados.
La decisión se basó en supuestas violaciones del espacio aéreo, que Argelia afirma tener documentadas, aunque hasta ahora no ha presentado ninguna prueba concreta ante la opinión pública.
Lo que ocurre demuestra que el poder argelino sigue siendo rehén de un discurso de conspiraciones y acusaciones de traición, recurriendo sistemáticamente a la amenaza y la escalada, creyendo erróneamente que esto le otorga peso regional. Sin embargo, la realidad demuestra que con cada nuevo comunicado pierde lo poco que le queda de credibilidad y prestigio.
Argelia necesita urgentemente poner fin a esta “diarrea de comunicados” que agota su imagen exterior y confirma que su diplomacia no pasa por su mejor momento, ni en términos de presencia regional ni en su capacidad para construir puentes de confianza con sus vecinos.