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Bandung… El grito de liberación que cambió el rostro del mundo

Bandung… El grito de liberación que cambió el rostro del mundo

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Hace setenta años, en abril de 1955, representantes de 29 países se reunieron en la ciudad indonesia de Bandung, llevando consigo las aspiraciones de sus pueblos por la libertad y la construcción de un nuevo futuro, lejos del legado colonial. Aquel momento fue más que una simple conferencia internacional; marcó el nacimiento de una nueva fuerza en el escenario mundial, conocida más tarde como el “Tercer Mundo”.

En el Salón Merdeka, que había sido anteriormente un club de oficiales coloniales holandeses, resonaron las palabras del presidente indonesio Sukarno durante la apertura de la conferencia, dirigiéndose a los pueblos que habían roto las cadenas del colonialismo: “El colonialismo aún no ha muerto. Tengamos cuidado de no caer nuevamente en su trampa”. El objetivo era claro: unir a Asia y África en un camino común hacia la libertad, la dignidad y una independencia real, no solo política, sino también económica.

La conferencia reunió a naciones asiáticas recién independizadas junto a países de Medio Oriente y África, así como a figuras destacadas como el líder egipcio Gamal Abdel Nasser, el primer ministro indio Jawaharlal Nehru y el primer ministro chino Zhou Enlai. También participaron representantes de movimientos de liberación, entre ellos el Frente de Liberación Nacional de Argelia, el partido Istiqlal de Marruecos y el movimiento nacional tunecino, en una escena que reflejaba la fuerza del momento y la voz de pueblos decididos a alcanzar la soberanía.

Durante los debates de Bandung, surgieron llamamientos urgentes para revisar el sistema económico mundial. Los participantes insistieron en la necesidad de lograr la independencia económica junto con la política, proponiendo una cooperación comercial justa, la estabilización de los precios de las materias primas y la creación de un fondo de la ONU para apoyar el desarrollo de los países pobres. Estas propuestas, que precedieron la creación de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (UNCTAD), sentaron las bases para una nueva cooperación entre los países del Sur.

La Conferencia de Bandung encendió la chispa que dio lugar a futuros bloques internacionales como el Movimiento de Países No Alineados y el grupo BRICS, y abrió la puerta a un orden mundial multipolar que otorga una voz más fuerte a los países que antes eran considerados periféricos en el escenario global.

Aunque la conferencia no logró formar un bloque coherente fuera de la lógica bipolar de la Guerra Fría, su impacto simbólico y político sigue vigente hasta hoy. Tal como la describió el poeta —y futuro presidente senegalés— Léopold Sédar Senghor, fue “el mayor estruendo de la historia desde el Renacimiento”.

Bandung no fue solo un recuerdo, sino una declaración de despertar colectivo, un grito de pueblos decididos a escribir su propio futuro, saliendo del manto del colonialismo hacia una verdadera independencia y una participación activa en la configuración del destino del mundo.

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