Portugal se une a los países que apoyan el plan de autonomía y da una fuerte bofetada diplomática a Argelia en el tema del Sáhara marroquí
ALDAR / Iman Alaoui
La República de Portugal ha declarado su apoyo total y explícito a la iniciativa de autonomía propuesta por el Reino de Marruecos como solución definitiva a la cuestión del Sáhara. Este respaldo portugués fue expresado en una declaración conjunta tras la visita oficial del ministro de Asuntos Exteriores marroquí, Nasser Bourita, a Lisboa. Portugal afirmó que la iniciativa marroquí representa “la base más seria, creíble y realista” para resolver este conflicto regional artificial, en consonancia con la visión de las Naciones Unidas y reflejando una creciente conciencia europea sobre la legitimidad de la propuesta marroquí.
La posición portuguesa no surge en el vacío, sino que se enmarca dentro de una serie de reconocimientos internacionales al plan de autonomía, por parte de potencias como Estados Unidos, España, Alemania, Países Bajos y Bélgica. Frente a ello, la reacción argelina habitual de simplemente “tomar nota” parece más bien una muestra repetida de impotencia diplomática. Mientras Marruecos continúa reforzando sus asociaciones estratégicas y ampliando su respaldo internacional, el régimen argelino se limita a declaraciones insulsas que no alteran el curso de los acontecimientos, cada vez más encaminado a consolidar la soberanía marroquí sobre el Sáhara como una realidad política y diplomática regional.
La visita de Bourita a Lisboa no solo sirvió para renovar el apoyo a la iniciativa marroquí, sino también para destacar la solidez de las relaciones bilaterales y el compromiso compartido de reforzar la cooperación económica, energética y de seguridad, especialmente en energías renovables, interconexión eléctrica y grandes proyectos regionales como el gasoducto Nigeria-Marruecos. Esta sintonía marroquí-portuguesa refleja el creciente papel de Marruecos como socio fiable a nivel regional e internacional, y confirma una vez más que el enfoque del Reino sobre el Sáhara se ha convertido en una referencia realista y visionaria ante la comunidad internacional.
En definitiva, la postura de Portugal supone una nueva bofetada diplomática para Argelia, que sigue aferrada a un discurso caduco, mientras Marruecos avanza con firmeza hacia la consolidación de su integridad territorial y su papel clave en la seguridad, el desarrollo y la estabilidad regional.
