Argelia entre la escalada con Francia y el silencio ante Washington: una doble diplomacia que revela la fragilidad del discurso oficial

ALDAR / Análisis
Mientras Estados Unidos continúa reafirmando su apoyo a la marroquinidad del Sáhara, el régimen argelino ha optado por guardar silencio y limitarse a un discurso diplomático apagado, carente de firmeza o de una respuesta efectiva.
Esta actitud calmada hacia Washington —que ha renovado su respaldo a la soberanía de Marruecos sobre el Sáhara— contrasta profundamente con su reacción hacia Francia, ya que Argel se apresuró a retirar a su embajador de París en protesta por posturas mucho menos contundentes.
Este contraste llamativo en la manera en que Argelia trata con las capitales occidentales pone de relieve un estilo diplomático que parece desconcertado, si no selectivo. Mientras se requiere una postura fuerte frente a una decisión estratégica como el reconocimiento estadounidense de la marroquinidad del Sáhara, las autoridades argelinas prefieren esgrimir un discurso suave, mientras recurren a la escalada en asuntos de menor peso, como su reciente disputa con París.
La diferencia en el enfoque entre lo que podría llamarse la “firmeza trumpista” y la “suavidad europea” parece revelar la profundidad de la crisis política en Argelia, que se enfrenta a una verdadera prueba sobre su capacidad para adoptar posiciones soberanas consistentes, lejos de la doble moral y las reacciones circunstanciales.