La supuesta caravana de solidaridad: el mapa mutilado de Marruecos revela el rostro del complot en nombre de Palestina

ALDAR / Análisis
En un hecho provocador que ha causado indignación y pesar, una llamada caravana de “solidaridad” argelino-tunecina con destino a Gaza ha mostrado mapas falsificados de Marruecos, mutilados de su Sáhara, en una flagrante violación de la soberanía nacional marroquí y en una instrumentalización vergonzosa de una causa humanitaria justa.
Lo que se suponía debía ser una iniciativa de apoyo al pueblo palestino asediado, se transformó de forma abrupta en una plataforma hostil que explota el sufrimiento palestino para atacar la unidad territorial de Marruecos y promover agendas separatistas al servicio de los delirios del Polisario y de sus patrocinadores en Argelia.
Para Marruecos, la causa palestina nunca ha sido un asunto pasajero ni una carta política, sino un pilar firme de su política exterior, tal como lo ha afirmado Su Majestad el Rey Mohammed VI, Presidente del Comité Al-Quds, quien la ha elevado al rango de causa nacional. El pueblo marroquí y su liderazgo nunca han dudado en brindar apoyo humanitario, simbólico y político a los palestinos, convencidos de la justicia de su causa y de la sacralidad de Jerusalén.
Pero cuando las iniciativas de “solidaridad” se convierten en herramientas para atacar la integridad territorial marroquí, las intenciones se revelan y las máscaras caen. La caravana que afirmaba ayudar a Gaza excluyó deliberada y visiblemente la bandera marroquí de sus pancartas y mostró mapas falsificados de Marruecos, en una clara señal de que su verdadero objetivo no era apoyar a Gaza, sino ajustar cuentas políticas con Marruecos a costa de la dignidad palestina.
El impacto fue aún mayor al descubrirse que algunos participantes en la caravana podrían ser agentes pagados al servicio de un régimen conocido por su hostilidad hacia Marruecos, un régimen que no pierde oportunidad para promocionar ilusiones separatistas, incluso a costa de la sangre de los niños palestinos.
¿Cómo pueden quienes dicen defender al pueblo palestino violar la soberanía de un Estado árabe hermano? ¿Y cómo puede la conciencia humana permanecer en silencio ante esta manipulación política descarada?
Argelia, patrocinador oficial de esta acción, ha demostrado una vez más que no ve en la causa palestina más que una carta de maniobra y chantaje. No duda en explotar el dolor de Gaza cada vez que se presenta la ocasión, únicamente para atacar la unidad del Reino de Marruecos y promover narrativas separatistas.
Este comportamiento no solo perjudica a Marruecos, sino que también insulta al propio pueblo palestino, que debería estar en el centro de toda iniciativa de solidaridad genuina, y no marginado por cálculos geopolíticos enfermizos.
Lo ocurrido solo puede describirse como una traición flagrante al espíritu de solidaridad magrebí y árabe, y una deslealtad a una causa justa utilizada con fines oscuros. La infiltración de esta caravana por elementos impulsados por motivos hostiles confirma sin lugar a dudas que esta supuesta “iniciativa solidaria” no es más que un proyecto conspirativo disfrazado, que apunta más a socavar la soberanía marroquí que a apoyar a Palestina.
La manipulación de una causa sagrada como la palestina debe ser condenada con la mayor firmeza, especialmente cuando es explotada por un régimen que ha perdido el rumbo moral y que insiste en utilizar el sufrimiento de los pueblos como instrumento para sus conflictos estériles.
La caravana que mostró un mapa mutilado de Marruecos no llevaba ninguna intención humanitaria, sino propósitos de conspiración y calumnia. Ha demostrado que quienes están detrás de ella no se preocupan por Gaza ni por la resistencia de su pueblo, sino solo por crear nuevos focos de hostilidad e hipocresía política.
Marruecos, que siempre ha sido un apoyo sincero del pueblo palestino, no se verá afectado por estos intentos de distracción barata ni por traiciones vergonzosas disfrazadas de solidaridad. Palestina seguirá siendo una causa nacional para los marroquíes, pese a los que comercian con ella, y el Sáhara seguirá siendo marroquí, a pesar de todos los mapas falsificados y las banderas ocultadas.