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Ignacio Ortiz escribe en el diario español La Provincia: La administración estadounidense tiene la oportunidad de declarar al Frente Polisario como organización terrorista

Ignacio Ortiz escribe en el diario español La Provincia: La administración estadounidense tiene la oportunidad de declarar al Frente Polisario como organización terrorista

Por: Ignacio Ortiz
La administración estadounidense dispone de una oportunidad única: declarar al Frente Polisario como una organización terrorista, no solo por sus alianzas con Irán o Hezbolá, sino también por los crímenes que ha cometido contra ciudadanos de un país que siempre ha sido un aliado clave, como España.
Las recientes llamadas internacionales para incluir al Frente Polisario en la lista estadounidense de organizaciones terroristas no deben considerarse un simple trámite o gesto simbólico. Más bien, deben verse como un deber moral, que lamentablemente no puede comenzar cometiendo el grave error de ignorar el pasado sangriento del frente contra los ciudadanos españoles, sino enfrentándolo con firmeza y claridad.
Una década sangrienta de silencio y olvido
Entre las décadas de 1970 y 1980, durante lo que se conoce como la “década negra”, el Frente Polisario perpetró cerca de 300 ataques documentados contra trabajadores de la empresa Fosbucraa y un grupo de pescadores españoles provenientes de Canarias, Andalucía, Galicia y el País Vasco, según confirma la Asociación Canaria de Víctimas del Terrorismo (ACAVITE).
Estos crímenes revelan un historial claro de terrorismo que Estados Unidos no puede ignorar al evaluar la inclusión del Polisario en su lista de organizaciones terroristas. En otras palabras, esta clasificación no puede entenderse sin tomar en cuenta — e incluso poner como base principal — estos crímenes que marcaron ese período oscuro.
La dirigencia responsable de la sangre derramada
Ibrahim Ghali, actual líder del frente, que entonces era ministro de Defensa, supervisó ataques como el del Cruz del Mar en 1978, donde fueron ejecutados siete miembros de la tripulación española, así como el secuestro del barco Mencey de Abona en 1980, cuyo capitán, Domingo Quintana, fue encontrado ahorcado con una bandera del Polisario atada a su cuerpo.
Estos son solo algunos ejemplos de una larga serie de agresiones que sufrieron casi total desinterés político y mediático, especialmente en las Islas Canarias. Sin embargo, estos hechos, documentados en archivos judiciales españoles y conservados en extensos archivos mediáticos, demuestran que el frente actuó como una milicia terrorista durante décadas, mucho antes de que sus relaciones con Irán o grupos yihadistas en el Sahel fueran motivo principal para su inclusión en la lista.
Vínculos sospechosos y amenazas renovadas
Mientras el senador estadounidense Joe Wilson continúa impulsando un proyecto de ley para clasificar al Polisario como organización terrorista, y el Hudson Institute — uno de los principales think tanks estadounidenses en seguridad nacional y política exterior — lanza advertencias sobre los vínculos del frente con el terrorismo, las llamadas para su designación se basan en varios puntos:
•Los vínculos con Irán y Hezbolá: Según un informe publicado por The Washington Post en abril pasado, cientos de combatientes del Polisario fueron entrenados por iraníes y combatieron en Siria hasta la caída del régimen de Assad. Marruecos rompió relaciones con Irán en 2018 debido a su supuesto apoyo logístico al frente.
•El tráfico de armas en la región del Sahel: El Hudson Institute acusa al Polisario, en un informe reciente y detallado, de suministrar armas a grupos yihadistas, recibir apoyo del Cuerpo de Guardianes de la Revolución Islámica (IRGC) y mantener vínculos con grupos extremistas que amenazan los intereses estadounidenses en la región.
•Amenazas directas recientes: En enero de 2025, el frente dirigió una amenaza directa a Mauritania a través de uno de sus líderes más destacados, Bachir Mustafa Sayed, debido a su cooperación con Marruecos, lo que refleja que la estrategia del Polisario sigue basada en la intimidación.
Bachir Mustafa Sayed había glorificado el terrorismo en un discurso en 2024, usando un lenguaje hostil e incitador, llamando a los saharauis a realizar actos violentos contra los intereses marroquíes en el Sahara. Entre sus declaraciones:
“Que cada individuo convenza a otros tres, y salgan a realizar operaciones. Cada militante debe hacer explotar tres o cuatro artefactos en Laayún, Dajla o Bojador cada noche.”
Por una justicia histórica olvidada
Clasificar al Polisario como organización terrorista debe ser considerado un acto de justicia transnacional. Incluir en el expediente los crímenes cometidos contra españoles — por los cuales el frente nunca ha rendido cuentas — fortalecería la credibilidad de la decisión y ofrecería una forma de reparación histórica largamente ignorada en España.
Es esencial recuperar la memoria de esas tragedias y desmontar los relatos falsos que contribuyeron a borrarlas durante décadas. El Polisario nunca fue un movimiento romántico de liberación, como a menudo se intenta presentar, sino una estructura militarizada que legitimó la violencia contra civiles mucho antes de la aparición del yihadismo en el Sahel.
Hoy, la administración estadounidense tiene una oportunidad rara: clasificar al Polisario entre las organizaciones terroristas, no solo por sus dudosas alianzas con Irán y Hezbolá, sino también por los crímenes cometidos contra ciudadanos de un país amigo y socio como España.
La memoria de quienes murieron en las frías aguas del Atlántico o en las minas de Fosbucraa clama por esta corrección histórica.
El homenaje a las víctimas comienza con este paso.

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