Noticias ALDARPOLÍTICA

Por tercera vez: la posición japonesa sobre el Polisario golpea a Argelia y a su criatura… Implicaciones estratégicas y nuevo triunfo diplomático para Marruecos

ALDAR/ Meryem Hafiani

Lo ocurrido en Japón durante la cumbre “TICAD-9” en Yokohama no puede considerarse como una simple postura pasajera. Se trata de un mensaje político claro que refleja la profundidad de los cambios en el equilibrio de la legitimidad internacional respecto a la cuestión del Sáhara marroquí. Tokio, por tercera vez en menos de 48 horas, reafirmó ante ministros, responsables africanos y organizaciones internacionales su rechazo categórico a cualquier reconocimiento de la entidad separatista, asestando un duro golpe a Argelia y al Polisario, que apuestan por infiltrarse en los foros internacionales para intentar otorgar legitimidad a un proyecto sin base real alguna.

Lo que distingue la posición japonesa no es únicamente la franqueza de sus palabras ni la claridad de su lenguaje, sino también el contexto en el que se produce. La Conferencia Internacional de Tokio sobre el Desarrollo de África fue concebida para reforzar la innovación y la cooperación económica y tecnológica entre Japón y el continente africano, y no para ser utilizada como escenario de maniobras políticas. Por ello, la insistencia del ministro japonés de Asuntos Exteriores, Takeshi Iwaya, en precisar públicamente que la invitación se limitó “a los países que mantienen relaciones diplomáticas con Japón” refleja una voluntad firme de cerrar la puerta a cualquier intento de instrumentalización política de la cumbre.

Esta orientación se inscribe en la línea constante de la diplomacia japonesa, conocida por su rigor en el respeto de la legitimidad internacional, lo que otorga a esta posición un peso adicional. Más aún cuando se repite por tercera vez en un corto intervalo de tiempo, desmintiendo así todos los intentos de confusión o de interpretación malintencionada.

Para Marruecos, esta postura japonesa constituye un apoyo indirecto a la marroquinidad del Sáhara y confirma el aislamiento de la tesis separatista, ya que las grandes potencias económicas tratan ahora con la realidad y no con consignas ideológicas. Desde una perspectiva geopolítica, el refuerzo de la cooperación marroquí-japonesa en los ámbitos de la innovación, las infraestructuras y la transición digital otorga a Rabat un lugar estratégico como socio africano de referencia para Tokio, lo que a su vez consolida la presencia de Marruecos en el orden internacional como actor clave en el desarrollo y la estabilidad del continente.

Por su parte, Argelia se encuentra una vez más en una situación de vulnerabilidad diplomática, ya que sus discursos y su apoyo a los separatistas ya no logran convencer a socios internacionales de peso como Japón. Estas posturas demuestran que la apuesta por imponer al Polisario en la escena internacional se reduce día tras día, mientras que la iniciativa marroquí de autonomía se impone progresivamente como la única opción realista sobre la mesa.

Lo sucedido en el “TICAD-9” no constituye, pues, un simple incidente protocolario, sino una etapa que confirma que la diplomacia marroquí, basada en la legitimidad y el derecho internacional, sigue ganando sus desafíos frente a un proyecto separatista que ha perdido todos los elementos de continuidad. La posición japonesa no es más que un eslabón adicional en la cadena de posturas internacionales que consolidan el realismo marroquí y dejan al descubierto el aislamiento de sus adversarios.

Publicaciones relacionadas

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Botón volver arriba