Discursos encendidos en público, sumisión tras bambalinas: El verdadero rostro del régimen argelino

ALDAR / Iman Alaoui
El régimen argelino ha demostrado una vez más que es campeón mundial en el arte de la contradicción. Mientras inunda los medios con discursos encendidos contra lo que llama “la entidad” y vende a los pueblos relatos de “resistencia” y “Palestina, ya sea oprimida o opresora”, simultáneamente vota en la Asamblea General de las Naciones Unidas a favor de la solución de dos Estados, es decir, el reconocimiento explícito de Israel como Estado junto a Palestina.
¿Puede haber una contradicción mayor que esta? Argelia, que se presenta como “el escudo protector de Palestina”, se convierte de repente en un socio del reconocimiento internacional de Israel. Su lema en los medios: “Muerte a la entidad”, pero entre bastidores, su verdadero lema es: “Sí a la solución de dos Estados”.
La escena ahora parece una comedia grotesca: largos discursos, aplausos internos y frases resonantes como “Gloria a Palestina”… para terminar con un voto a favor de una resolución que reconoce a Israel. Es simplemente la diplomacia de un malabarista político: saltos en el aire, gritos estruendosos y luego sumisión silenciosa tras bambalinas.
El pueblo palestino no necesita “simpatizantes” agitando pancartas vacías; necesita posiciones sinceras. En cuanto al régimen argelino, ha elegido ser un simple bufón político: gritar mucho en público, estrechar la mano de su adversario en secreto.
En resumen: el régimen argelino es un campeón de los eslóganes vacíos… y un actor tímido cuando se trata de tomar decisiones reales.