El imparable desconocimiento internacional de la inexistente “RASD”

Antes de ayer, cuando no terminaba de pisar el suelo de Rabat, la capital de Marruecos, como un rayo, llegó a la bandeja de entrada de mis mensajes de WhatsApp, el comunicado de la República de Panamá, que daba cuenta de la decisión del Gobierno de este importante país centroamericano, de suspender sus relaciones diplomáticas con la autoproclamada República Árabe Saharaui Democrática o sencillamente “RASD” que, como se sabe, no existe para el derecho internacional y no cuenta con reconocimiento por la Organización de las Naciones Unidas, es decir, no tiene existencia jurídica ni figura entre los Estados que integran la ONU, que son 193.
La decisión panameña se suma a la abrumadora corriente internacional que, en los últimos tiempos, viene reconociendo, de un lado, la soberanía del reino de Marruecos sobre el Sáhara Occidental, y de otro, confirmando su total adhesión a la propuesta Rabat de autonomía del referido Sáhara marroquí, que fuera formulada a las Naciones Unidas en 2007.
Conviene subrayar que la referida reciente suspensión de relaciones con la RASD por parte de Panamá, confirma la política de Estado de la mayoría de naciones del mundo que apuestan por una postura coherente y consecuente con el derecho internacional -lo hizo el Perú cuando fui canciller-, que regula las interacciones interestatales, siempre en el marco de la ONU, el único espacio legítimo de la comunidad internacional juridizada, luego de la firma de la Carta de San Francisco de 1945, el tratado constitutivo de la ONU, y de la Convención de Viena sobre Relaciones Diplomáticas de 1961, el mayor instrumento planetario que regula las vinculaciones entre los Estados, sujetos del derecho internacional por excelencia, atributo exclusivo y excluyente que ni por asomo ha contado la inexistente RASD.
Tampoco perdamos de vista que la RASD fue un invento del Polisario y de Argelia, que suministra toda la logística que requieren las cabezas visibles del primero, altamente cuestionadas e imputadas por la comisión de una diversidad de delitos, e inocultablemente asalariadas por el régimen de Argel, cuyo objetivo ha sido torpedear la integridad territorial de Marruecos, en el febril deseo de conseguir el atributo geopolítico atlántico marroquí, que no tiene.
Pero los tiempos siguen cambiando y Argelia debería sentar cabeza en esta región del norte africano. Su persistencia en sostener a la inexistente RASD, lo único que ha producido es la cada vez más sufrida situación de la minoría saharaui que sigue secuestrada en los campamentos de Tinduf, sin proyecto de vida a la vista, y viendo con profunda frustración y consumada desgracia, como hacia el otro lado de la frontera, la inmensa mayoría del pueblo saharaui, en cambio, vive en paz, eligiendo democráticamente a sus autoridades locales y desarrollándose en libertad y con calidad de vida en Marruecos -lo que he visto con mis propios ojos-, su patria histórica y su patria de siempre.
source : expresso