El estrepitoso fracaso de Argelia en obtener un asiento en el Consejo de Paz y Seguridad de la Unión Africana: otro revés para la diplomacia argelina
El estrepitoso fracaso de Argelia en obtener un asiento en el Consejo de Paz y Seguridad de la Unión Africana: otro revés para la diplomacia argelina

ALDAR/
La escena política africana ha sido testigo de un acontecimiento significativo con el fracaso de Argelia en obtener un asiento en el Consejo de Paz y Seguridad de la Unión Africana, el órgano encargado de las cuestiones de seguridad y estabilidad en el continente. Este fracaso refleja cambios fundamentales dentro de la UA, ya que Argelia no logró reunir el apoyo necesario para obtener este asiento estratégico, que Marruecos ha ocupado durante los últimos tres años.
A pesar de los grandes esfuerzos de la diplomacia argelina, utilizando todos los medios—tanto legítimos como ilegítimos—su candidatura no consiguió el quórum requerido de votos de los Estados miembros, lo que llevó a su exclusión de la contienda.
Este revés llega en un momento en el que Argelia busca fortalecer su presencia regional y recuperar su influencia dentro de las instituciones africanas.
Según fuentes bien informadas, la falta de apoyo a Argelia no fue una coincidencia, sino el resultado de una serie de factores acumulados, entre ellos el declive de la influencia diplomática argelina en el continente. Esto contrasta con el ascenso de nuevas potencias que adoptan políticas económicas y de desarrollo más equilibradas, alejándose de la estrategia de “compra de alianzas” que Argelia ha utilizado durante décadas.
Durante años, el régimen argelino ha dependido de sus recursos de gas y petróleo como herramienta para asegurar apoyos en África, proporcionando ayuda económica y estableciendo asociaciones basadas en intereses estrechos. Sin embargo, en los últimos años, una nueva generación de líderes africanos ha optado por la cooperación mutua basada en el desarrollo y la inversión, en lugar de la ayuda condicionada y las alianzas políticas.
En este contexto, Marruecos ha desempeñado un papel clave en el fortalecimiento de su presencia dentro de la UA mediante una estrategia basada en un enfoque de “ganar-ganar”, centrado en proyectos de desarrollo e inversiones económicas. Esta política pragmática ha permitido a Marruecos ganarse la confianza de numerosos países africanos, en contraste con Argelia, que sigue recurriendo a métodos diplomáticos obsoletos.
Este fracaso diplomático representa otro revés para Argelia, que apostaba por su regreso al Consejo de Paz y Seguridad para recuperar parte de su influencia en el continente. Sin embargo, también pone de manifiesto su creciente aislamiento dentro de la UA, especialmente debido a la falta de una visión clara y convincente para adaptarse a las nuevas dinámicas que están moldeando África.
La incapacidad del régimen argelino para reconocer las transformaciones políticas en curso, junto con su insistencia en prácticas diplomáticas obsoletas, ha provocado la pérdida de su capacidad de influencia. Esto fue expresado por el ministro de Asuntos Exteriores de Rusia, Serguéi Lavrov, quien describió a Argelia como un país “sin peso ni prestigio”, una clara indicación de su papel menguante a nivel regional e internacional.
Este fracaso pone de relieve cambios importantes en el equilibrio de poder en África, donde el dinero por sí solo ya no es suficiente para comprar influencia. Ahora, la capacidad de un país para ofrecer soluciones reales de desarrollo a las naciones africanas se ha convertido en la clave del liderazgo en el continente, un desafío que Argelia aún no ha logrado superar.