Tebboune sigue derrochando el dinero de los argelinos en África… ¿Cuánto ha costado la factura del apoyo al “Polisario”?

ALDAR / Análisis
El régimen argelino continúa desperdiciando los fondos públicos en África, una medida que genera un amplio debate sobre su verdadera naturaleza y objetivos.
El último anuncio en este sentido lo hizo el presidente Abdelmadjid Tebboune, quien reveló la concesión de una subvención de un millón de dólares a favor del Mecanismo Africano de Evaluación entre Pares (MAEP) durante la cumbre de jefes de Estado y de gobierno de dicho mecanismo en Addis Abeba.
Sin embargo, esta cantidad no es más que una pequeña parte de la factura que paga el pueblo argelino. Hace solo un año, Argelia se comprometió a destinar mil millones de dólares para financiar proyectos de desarrollo en África a través de la Agencia Argelina de Cooperación Internacional para la Solidaridad y el Desarrollo. Aunque estas sumas se presentan como inversiones en beneficio de África, muchos consideran que forman parte de una costosa política destinada a comprar lealtades y asegurar posiciones dentro de la Unión Africana, especialmente en el contexto del conflicto sobre el Sáhara marroquí y el apoyo al Frente “Polisario”.
Lo paradójico es que estas generosas “donaciones” se otorgan en un momento en que los ciudadanos argelinos sufren graves crisis económicas, desde la pérdida de poder adquisitivo hasta el deterioro de los servicios básicos y la falta de liquidez. ¿Se ha convertido el apoyo al “Polisario” y el favor a ciertos regímenes africanos en una prioridad por encima de la mejora de las condiciones de vida de los argelinos?
Si Argelia presenta estos gastos como inversiones, los argelinos tienen derecho a conocer los verdaderos beneficios de estos “proyectos”. ¿A dónde se han destinado estas sumas? ¿Qué logros concretos se han conseguido? ¿O se trata simplemente de un gasto político sin ninguna rentabilidad económica real?
Lo que África necesita no son discursos grandilocuentes ni fondos distribuidos en cumbres, sino proyectos concretos con un impacto directo en la población, además de verdaderos planes de desarrollo que fomenten asociaciones sólidas, lejos de intereses políticos y juegos diplomáticos.