El proyecto del gasoducto Nigeria-Marruecos entra en una fase decisiva: la infraestructura se extiende rápidamente desde Nador hasta Dajla
El proyecto del gasoducto Nigeria-Marruecos entra en una fase decisiva: la infraestructura se extiende rápidamente desde Nador hasta Dajla

ALDAR / Análisis
El proyecto del gasoducto que conecta Nigeria con Marruecos continúa avanzando significativamente sobre el terreno, con el Reino de Marruecos ya iniciando la implementación de sus fases de ejecución conforme a una planificación meticulosa que abarca desde la ciudad de Nador, en el norte, hasta Dajla, en el sur, pasando por estaciones estratégicas como Jorf Lasfar y Mohammedia. Esta megaobra, considerada una de las más grandes infraestructuras estructurales del continente africano, representa una apuesta estratégica en términos energéticos e integración regional. No se trata solo de una infraestructura para el transporte de gas, sino también de un eje de integración económica entre los países de África Occidental, Marruecos y Europa.
Los datos técnicos indican que el gasoducto atravesará más de 13 países africanos a lo largo de miles de kilómetros hasta llegar a Marruecos en sus fases finales. Se estima que tendrá una capacidad de transporte de entre 30 y 40 mil millones de metros cúbicos de gas al año. El tramo marroquí del proyecto está dividido en varias etapas, que incluyen la conexión entre Nador y Kenitra, luego hacia Berrechid, después hasta Jorf Lasfar, y desde allí se adentra hacia el sur pasando por Esauira y Agadir, hasta llegar a Dajla. Esta etapa marroquí constituye la columna vertebral para la distribución del gas hacia instalaciones industriales y la transformación del Reino en un centro regional de energía limpia.
El avance de este proyecto se produce en un contexto regional delicado, especialmente tras la interrupción del flujo de gas argelino a través de Marruecos en el otoño de 2021, lo que llevó a Rabat a reforzar sus asociaciones energéticas con Nigeria y los países de África Occidental, y a redefinir su mapa estratégico en materia de seguridad energética. El proyecto cuenta con el respaldo financiero y logístico de instituciones internacionales, encabezadas por el Banco Islámico de Desarrollo, habiéndose completado los estudios técnicos, ambientales y de ingeniería en un tiempo récord durante los dos últimos años.
Este proyecto representa un punto de inflexión para el continente africano, ya que permitirá conectar los abundantes recursos energéticos de Nigeria con los mercados europeos, beneficiando en su recorrido a comunidades africanas que sufren de una escasez crónica de energía. Asimismo, constituye una oportunidad económica y social significativa, ya que se prevé que contribuya a la creación de empleos directos e indirectos, además de dinamizar la economía en diversas regiones marroquíes, especialmente en el sur.
Analistas consideran que el gasoducto Nigeria-Marruecos ha dejado de ser un simple proyecto energético para convertirse en una carta geoestratégica que refuerza la posición de Marruecos en el mapa de la seguridad energética regional, en un momento en que el mundo está redefiniendo sus prioridades en cuanto a recursos energéticos. Con el rápido avance de su ejecución, Marruecos aspira a convertirse en una nueva puerta africana hacia Europa en el sector energético, consolidando así su papel como eje estratégico en la ecuación de estabilidad económica y energética entre el norte y el sur.