Un informe de investigación internacional revela la implicación de las milicias del Polisario en los crímenes del régimen de Assad en Siria

ALDAR / Meryem Hafiani
La periodista e investigadora neerlandesa Rena Netjes, en una investigación publicada en la página web de DAWN (Democracy for the Arab World Now), ha sacado a la luz uno de los capítulos más oscuros de la guerra en Siria. La investigación destaca la implicación de combatientes del Frente Polisario, respaldado por Argelia, en las atrocidades cometidas por el régimen de Bashar al-Assad, con el apoyo directo de Irán y su brazo armado, Hezbolá.
El informe, titulado «El Polisario en Siria: ¿cómo complican los combatientes extranjeros el camino hacia la justicia transicional?», revela mediante documentos y testimonios que miembros del Polisario viajaron a Siria desde los inicios de la guerra y combatieron junto a las fuerzas del régimen sirio, tras recibir entrenamiento militar de Hezbolá en Líbano, concretamente en la región del valle de la Bekaa. Un informe de Deutsche Welle Arabic de 2012 ya había confirmado la presencia de 120 combatientes del Polisario en el ejército sirio, basándose en un documento filtrado de los servicios de seguridad sirios con el sello “Seguridad 279”.
La información recopilada por Netjes a partir de diversas fuentes, incluidos periodistas locales e investigadores sirios, muestra que los combatientes saharauis fueron utilizados como parte de la red de milicias extranjeras desplegadas por Teherán para proteger al régimen sirio. Estos no solo participaron en operaciones militares, sino que también estuvieron implicados en crímenes de guerra contra civiles. Algunos de ellos confesaron su participación durante los interrogatorios tras ser capturados por las fuerzas opositoras sirias en Idlib y Alepo.
El informe también señala que parte de los combatientes del Polisario huyeron a Líbano tras el colapso de las fuerzas de Assad en algunos frentes, mientras que otros fueron capturados. Fuentes independientes confirmaron que alrededor de 70 combatientes del Polisario y militares argelinos fueron detenidos al sur de Alepo en diciembre pasado, y que decenas de ellos se encuentran actualmente retenidos en Idlib.
La investigación subraya que la oficina del Polisario en Damasco desempeñó un papel clave en la consolidación de estas milicias en la región, sirviendo como fachada principal de sus actividades en Oriente Medio y facilitando su estrecha vinculación con los servicios iraníes y argelinos. También revela que los combatientes del Polisario utilizaban seudónimos en sus desplazamientos, haciéndose pasar con frecuencia por peregrinos que visitaban santuarios chiíes, como el mausoleo de Sayyida Zaynab.
Las implicaciones regionales de estos hallazgos son igualmente preocupantes: el apoyo de Argelia a Assad y su papel en la incorporación del Polisario al conflicto sirio constituyeron una carta política utilizada para defender al régimen de Damasco y contribuir a su rehabilitación en el ámbito árabe. El asunto incluso adquirió una dimensión diplomática cuando el ministro argelino de Asuntos Exteriores, Ahmed Attaf, intervino recientemente ante las autoridades sirias para solicitar la liberación de los combatientes del Polisario y de los militares argelinos detenidos. Sin embargo, Damasco rechazó la petición, insistiendo en que serían juzgados por crímenes de guerra.
Este caso pone de relieve un problema más amplio relacionado con la justicia transicional en Siria: la presencia de miles de combatientes extranjeros, incluidos los del Polisario, sigue siendo un obstáculo importante para la rendición de cuentas. Mientras la Comisión Siria para la Justicia Transicional trabaja con Interpol y organismos internacionales para procesar a los responsables, los crímenes cometidos siguen atrapados entre cálculos geopolíticos y equilibrios de poder regional, lo que amenaza con convertir el sufrimiento del pueblo sirio en moneda de cambio, en lugar de una causa de justicia y reparación.
Así, la investigación no solo revela una faceta desconocida de la guerra en Siria, sino que también sitúa al Polisario y a Argelia en el centro de una compleja red de alianzas oscuras, donde los intereses regionales se entrelazan con el terrorismo transnacional. Refleja cómo los conflictos en el norte de África y Oriente Medio están cada vez más interconectados, y abre la puerta a interrogantes éticos y jurídicos sobre el papel de estas organizaciones en la agravación de la tragedia del pueblo sirio.