La ONU lanza una señal de alarma: la economía mundial enfrenta desafíos profundos y una desaceleración del crecimiento en 2025

ALDAR/
La Organización de las Naciones Unidas ha advertido que el mundo se encuentra en una encrucijada económica crítica, en medio de previsiones que apuntan a una desaceleración adicional del crecimiento en el próximo año, como resultado de la acumulación de crisis económicas y estructurales interconectadas.
Esta advertencia fue publicada en un informe actualizado del Departamento de Asuntos Económicos y Sociales de la ONU, titulado “Situación y perspectivas de la economía mundial para 2025”, el cual señala que el desempeño económico global muestra un retroceso notable en comparación con las estimaciones iniciales, que eran relativamente optimistas a comienzos del año.
Según el informe, se espera que la tasa de crecimiento mundial disminuya al 2,4 % en 2025, después de haber sido del 2,9 % en 2024, lo que representa una caída de 0,4 puntos porcentuales respecto a las previsiones iniciales. Esta desaceleración afecta tanto a las economías desarrolladas como a las economías en desarrollo, lo que aumenta la fragilidad del sistema económico global.
El informe abordó varios factores clave detrás de esta desaceleración, entre ellos la debilidad del comercio internacional y la caída de los flujos de inversión extranjera, especialmente en los países en desarrollo que dependen en gran medida de las exportaciones. También se mencionó el impacto de la disminución de los precios de las materias primas y el endurecimiento de las políticas fiscales, factores que han agravado los niveles de endeudamiento y reducido el margen fiscal disponible para los gobiernos.
En este contexto, Shantanu Mukherjee, alto funcionario del departamento de análisis económico de la ONU, señaló que las previsiones anteriores que hablaban de un crecimiento “modesto pero estable” se han vuelto más pesimistas en los últimos meses debido a las crecientes turbulencias económicas globales.
Mukherjee advirtió que los países menos desarrollados serán los más afectados por estos desafíos, ya que se ha reducido su previsión de crecimiento del 4,6 % al 4,1 % para 2025, lo que podría costarles miles de millones de dólares en producto interno bruto y obstaculizar su progreso hacia el logro de los Objetivos de Desarrollo Sostenible, especialmente dado el aumento de los niveles de pobreza en estas regiones.
El informe también destacó el aumento de las tensiones comerciales, especialmente entre Estados Unidos y China, donde las medidas proteccionistas y la imposición mutua de aranceles han minado la confianza de los inversores, lo que ha tenido un impacto negativo en los planes de negocio y en las inversiones a largo plazo.
El informe subraya que la falta de claridad en las políticas comerciales actuales complica la capacidad de las empresas para tomar decisiones estratégicas sobre expansión o inversión, lo cual a su vez afecta al ritmo del crecimiento económico global.
Por su parte, Ingo Pitterle, economista jefe de las Naciones Unidas, señaló que el reciente acuerdo provisional entre Washington y Pekín representa un paso positivo hacia la reducción de las tensiones, pero no es suficiente por sí solo para provocar un cambio fundamental, destacando que los aranceles en Estados Unidos siguen siendo significativamente más altos que antes del inicio de la crisis.
La ONU prevé que el comercio mundial experimente una fuerte desaceleración el próximo año, con un crecimiento estimado de solo el 1,6 %, casi la mitad de lo registrado en 2024, lo que supone una amenaza directa para las economías pequeñas que dependen del comercio como motor principal del desarrollo.
Asimismo, el informe enfatizó que el crecimiento limitado afectará la capacidad de los gobiernos para financiar proyectos de desarrollo y hacer frente al cambio climático, lo cual podría obstaculizar los esfuerzos globales para alcanzar los objetivos de sostenibilidad, especialmente en los países más vulnerables y frágiles.
En medio de este panorama sombrío, Mukherjee expresó un optimismo cauteloso, señalando que la economía mundial sigue siendo, en general, resistente, y que la actual desaceleración no es tan severa como crisis anteriores, como la crisis financiera global. Afirmó que se observa una tendencia creciente en varios países a construir economías más diversificadas y resilientes, lo que podría sentar las bases para una recuperación más sostenible en el futuro cercano.