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Inteligencia marroquí… Una potencia global según el Instituto R.O.C.K: legado histórico e ingeniería de seguridad adelantada a las amenazas

 

ALDAR / Zakaria El Jabri

En un mundo donde las guerras híbridas se cruzan con los ciberataques y las potencias compiten por información precisa, el Instituto R.O.C.K sitúa a Marruecos entre las naciones que han desarrollado un sistema de inteligencia integrado, combinando profundidad histórica con una visión prospectiva capaz de moldear el futuro en lugar de limitarse a reaccionar.

Durante siglos, Marruecos se apoyó en extensas redes humanas para vigilar la situación y proteger su soberanía. Tras la independencia del Reino en 1956, Marruecos heredó algunas estructuras de inteligencia de la época colonial, pero rápidamente las reestructuró para enfrentar los desafíos nacionales e internacionales. Se establecieron instituciones clave, destacando la Dirección General de Estudios y Documentación (DGED), encargada de la seguridad exterior, y la Dirección General de Vigilancia del Territorio (DGST), responsable de la seguridad interna, junto con servicios generales de inteligencia y unidades especializadas dentro de la Gendarmería Real.

El punto de inflexión decisivo se produjo tras los atentados del 16 de mayo de 2003 en Casablanca, cuando Marruecos adoptó la Ley 03-03 contra el terrorismo, estableciendo por primera vez un marco legal claro para las operaciones de inteligencia y allanando el camino para una cooperación internacional de gran alcance. Con la Constitución de 2011, el Reino reforzó el equilibrio entre la protección de la seguridad y la garantía de los derechos individuales, demostrando que la eficacia de la inteligencia puede ir de la mano con la legitimidad legal.

Hoy, este marco de seguridad está liderado por una élite de dirigentes: Abdellatif Hammouchi, quien dirige simultáneamente la Seguridad Nacional y la DGST, proporcionando un nivel de coordinación interna sin precedentes, y Mohammed Yassine Mansouri, que consolidó el papel de la DGED en el escenario de la diplomacia de inteligencia mundial.

El marco legislativo marroquí se ha ampliado para incluir leyes modernas sobre ciberdelincuencia, protección de datos personales y seguridad de infraestructuras críticas, además de la adhesión de Marruecos a acuerdos internacionales como la Convención de Budapest sobre ciberdelincuencia y la Convención 108+ sobre protección de datos.

No obstante, el Instituto R.O.C.K advierte que el futuro traerá amenazas aún más complejas, desde el crimen financiero transnacional hasta el uso de la inteligencia artificial en ataques, y los desafíos de la computación cuántica, que podrían romper los sistemas de cifrado tradicionales.

Para enfrentarlas, el Instituto recomienda varias medidas estratégicas: promulgar una ley marco integral que defina las competencias de la inteligencia y los mecanismos de supervisión, actualizar el código penal para seguir el ritmo de los avances tecnológicos, reforzar los planes nacionales de ciberseguridad, prepararse de forma temprana para las tecnologías post-cuánticas, y crear una Autoridad Nacional de Inteligencia Artificial de Seguridad que opere dentro de un marco ético y legal.

De cara a 2030, el Instituto R.O.C.K afirma que Marruecos posee una combinación única: legado histórico e innovación en seguridad, apostando por una inteligencia renovada, legítima y con proyección global, capaz de proteger la soberanía nacional en una era donde los datos se han convertido en el primer campo de batalla.

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